jueves, 24 de septiembre de 2015

Maratónicas sesiones de oración en masa


Fuente: Newsweek

En agosto de 2011, Rick Perry, gobernador de Texas, fue anfitrión de un rally de oración en masa en Houston en el que en ese entonces era conocido como Estadio Reliant, donde juega el equipo profesional de fútbol americano de la ciudad. Reunido con 30,000 cristianos, Perry caminó hacia un podio, y su rostro fue proyectado en una pantalla gigante detrás de él. Cerró los ojos, inclinó la cabeza y pronunció una larga oración en la que pedía a Dios que hiciera de Estados Unidos un mejor lugar. Los demás fieles se pusieron de pie, se arrodillaron, lloraron y gritaron, "amén."

Recientemente, Bobby Jindal, el gobernador de Luisiana, anunció que sería anfitrión de su rally masivo de oración en Baton Rouge. Más de 100,000 pastores evangélicos han sido invitados.

Jesús se habría horrorizado. Por lo menos, eso es lo que la Biblia dice. Es una de las contradicciones más incomprensibles entre la conducta de los evangélicos y las palabras explícitas de la Biblia. Los espectáculos de oración (y realmente no hay ninguna otra palabra para describirlos) se llevan a cabo todas las semanas. Si no se realizan en espacios deportivos con aspirantes a la presidencia del Partido Republicano, aparecen en programas de televisión del domingo por la mañana en mega-iglesias que pueden alojar a decenas de miles de los seguidores más fieles. Levantan los brazos y se balancean, llorando y suplicando en oración.

Pero Jesús predicó específicamente en contra de esto en el Sermón de la Montaña, el elemento de enseñanza más largo presentado por él en el Nuevo Testamento. Específicamente, como se narra en el Evangelio de Mateo, Jesús habló acerca de aquellos que hacían enormes demostraciones públicas de su propia religiosidad. De hecho, los eventos de oración recuerdan estrechamente las representaciones que se hacen en los primeros textos cristianos acerca de los servicios de oración realizados por los fariseos y los saduceos, dos de los movimientos religiosos más grandes en Judea durante la vida de Jesús. Y en todos los evangelios, Jesús condena vehementemente a estos grupos, centrando parte de su cólera en sus demostraciones públicas de oración.

Aunque las palabras de la Biblia del Rey Jacobo podrían ser un tanto confusas porque dicha versión no está escrita en inglés moderno, la New Revised Standard Version es un buen sustituto. En ella, se afirma que Jesús dijo, "cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa."

Pero Jesús dice mucho más, advirtiendo específicamente acerca de esa clase de oración de exhibición pública que se ha convertido en toda una locura entre los evangélicos de nuestros tiempos. El versículo en Mateo continúa citando a Jesús, que dice, "Cuando oren, no lo hagan como los hipócritas, porque les encanta ponerse de pie y rezar en las sinagogas y en las esquinas para que puedan ser vistos por otros. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa."

En lugar de ello, Jesús dice que las personas verdaderamente rectas deben orar a solas y en secreto, en una habitación con la puerta cerrada. "Tu Padre que ve en secreto, te recompensará”, señala Jesús, de acuerdo con el Evangelio.

De hecho, en las docenas de discusiones en la Biblia sobre la oración, la gran mayoría se enfocan la capacidad de Dios para saber lo que desea una persona. En el Nuevo Testamento, esto se presenta a menudo como un asunto profundamente personal, con las oraciones pronunciadas en celdas a un Dios que permanece al lado del oprimido.

Además, parlotear como lo ha hecho Rick Perry y muchos más como él acerca de la fe y el país y las bendiciones a Estados Unidos se contrapone a todo lo que Jesús dice acerca de la oración en la Biblia. "Cuando oren, no usen frases vacías como los gentiles, porque piensan que serán escuchados por su palabrería”, dice Jesús en el Evangelio de Mateo. "No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que ustedes lo pidan."

Dado que Dios sabe qué necesita cada uno sin que se lo pida, no hay ninguna razón para recitar largas e intrincadas oraciones. Por lo tanto, dice Jesús en los Evangelios de Mateo y Lucas, las personas que deseen orar sólo deben decir la Oración del Señor. Por supuesto, está el problema de que la Oración del Señor mencionada en esos dos evangelios viene en dos versiones, por lo que los cristianos deben elegir una u otra.

Parece casi un milagro que aquellos que transforman sin esfuerzo en "homosexual" la expresión de Pablo de "aquellos que se profanan con varones" puedan hacer caso omiso de las palabras claras y simples de Jesús en el Evangelio de Mateo. Lo que resulta más asombroso es que, a diferencia de tantas cuestiones sobre la Biblia, las instrucciones acerca de cómo y dónde se debe rezar no sólo no se contradigan, sino que sean reforzadas una y otra vez.

Lo más cerca que estuvo Jesús de una oración pública en la Biblia fue cuando alimentó a miles de personas con cinco panes y dos pescados. Esta historia es narrada en todos los Evangelios, y en todos los casos, se dice que Jesús dio gracias a Dios o que miró al cielo y bendijo los alimentos. Pero también se le muestra orando en los cuatro Evangelios, y cada vez, Jesús lo hace después de retirarse para estar solo.

Algunos evangélicos han intentado explicar esta contradicción entre las palabras de la Biblia en el Evangelio de Mateo y las modernas sesiones públicas de oración diciendo que Jesús sólo condenaba la oración masiva cuando las personas que la hacían habían tomado esa decisión únicamente para ser vistas. Pero con las imágenes de gobernadores proyectadas en televisores gigantes de alta definición, con miles de personas apretujadas en estadios deportivos llorando y agitando las manos, con miles de personas más diciendo sus oraciones y trasmitiéndolas por televisión desde mega-iglesias, es difícil ver qué otra razón posible podría existir, aparte de ser vistos. Como lo señala claramente la Biblia, Dios no necesita que nadie acuda en auto a un estadio de fútbol americano para que Él pueda escucharle.

Lo anterior nos lleva a hacer una pregunta obvia: ¿por qué no hay más cristianos que se opongan a la oración en las escuelas? Si estas personas realmente creen que la Biblia es la palabra de Dios, entonces es necesario que enseñen a sus hijos la Oración del Señor, que los lleven a su habitación y que les permitan orar a solas.

Esa respuesta no se presta para grandes protestas ni para realizar airadas demandas de acusar a jueces. Pero sigue las instrucciones de los Evangelios. ¿Y no se supone que ese es precisamente el punto?

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