sábado, 19 de septiembre de 2015

La última cruzada bíblica


El debate sobre la despenalización del aborto en casos de violación ha motivado la furibunda aparición de una activa cruzada por parte de los sectores religiosos y ultraconservadores -que no son pocos en nuestro país, lamentablemente- y algunos otros que no han desperdiciado ocasión para salir a posar como defensores de la moral y de causas lindas. De manera que ya no se trata de un debate de ideas en busca de solucionar un problema real de nuestra sociedad, acorde con los cambios del mundo, sino de defender dogmas de fe e imponer una moral fundados en creencias que se asumen como verdades fuera de toda discusión. Estos sectores fanáticos posan como luchadores de la moral y mártires de la fe, predicando mensajes de amor, mientras condenan a las mujeres a una realidad precaria, o incluso a la muerte.

Como hábiles manipuladores, apuntan directo al corazón de la gente. Su último video es una joya de la manipulación de masas extraído del manual de Goebbels o Stalin. Muestra un feto virtual con los ojos abiertos y cara de extraterrestre, mientras se escucha un fondo de cajita musical. Entonces, uno a uno, aparecen los luchadores de la moral dando mensajes repletos de engaños subliminales. Solo busca motivar la emoción fácil y el sentimiento cursi. En realidad toda la campaña es un cúmulo de mentiras groseras y desinformación, destinado a manipular conciencias a través de la imposición de dogmas y apelando al sentimentalismo barato. 

En esta campaña multimillonaria a cargo de las iglesias y fanáticos religiosos, las mentiras son el ingrediente principal. Los conceptos han sido manipulados hasta cambiarles su sentido real. Según estos extremistas, basta la fecundación para que surja repentinamente una persona humana de plenos derechos. Y no solo eso, sino que los derechos del concebido están por encima de los de la mujer, que prácticamente se convierte en una incubadora sin derechos. El sagrado embrión es llamado "inocente niño". Los que defienden el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones son llamados "abortistas" e incluso "asesinos" y "genocidas". La campaña en defensa de la decisión de la mujer es señalada como "campaña de muerte". Las ONGs que brindan apoyo y asesoría a las mujeres en materia de reproducción han sido objeto de una brutal campaña de desprestigio y satanización. Las sectas fanáticas adoradoras del feto las han llamado "ONGs aborteras". En suma, se trata de una auténtica cruzada bíblica a la que solo le faltan las piras ardientes y los impíos atados a maderos.

En otros países, quienes defienden la libre decisión de la mujer son reconocidos como "pro choice", es decir, "pro elección", pero acá los fanáticos extremistas de la vida los llaman "pro aborto" como si una cosa implicara lo otro. ¿Quién más que la propia mujer sometida a esa situación crítica podría tomar la trascendental decisión de convertirse en madre, con todo lo que ello implica? Los demás solo tendríamos que respetar su decisión y apoyarla en lo que decida. Así de simple. Eso es lo civilizado y cuerdo. Nadie las debería obligar a nada. Lo que se busca es darles protección, cualquiera que sea su decisión. Y parte de esa protección elemental es impedir que sea penalizada si decide no tener al producto de la violación. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de estos casos son solo niñas y adolescentes violentadas por sus padrastros, tíos u otros parientes. También se trata de mujeres pobres que suelen ser violentadas por maridos borrachos que luego desaparecen. Todas ellas son pobres viviendo en la indigencia, el hacinamiento y el abandono. Esa es la cruda realidad, y no como lo pintan los idílicos videitos de los chiflados pro vida adoradores del feto.

Los fanáticos "pro vida" están empeñados en obligar a las niñas a convertirse en madres a la fuerza, y a cambiar sus vidas precarias para hacerlas aun más difíciles y miserables. ¿Qué derecho tienen estos chiflados para regir las vidas de todas las mujeres? Su retórica barata es un engaño bastante estúpido, pues dejan de lado la realidad espantosa de las niñas violadas para preferir el mito encantador de "la vida" como dogma de fe. Y es que a ellos no les afecta en nada. Solo aprovechan la miseria humana para posar como defensores de causas lindas. Son solo demagogos de la vida ajenos al dolor de las mujeres. Las que acaban jodidas son las niñas convertidas en madres. Y también la sociedad, porque aumenta la miseria y crecen las familias disfuncionales, los niños no deseados, frustrados, obligados a mendigar o abandonados a su suerte sin más opción que las drogas y la delincuencia. Pero nada de esto les interesa a los adoradores del feto y demagogos de la vida. Ellos cumplieron su misión de fe y aprovecharon la situación para posar como gentita buena en su telenovela cursi "Llorado por un feto".

Es una lástima que no podamos debatir con seriedad un problema social tan grave como el de las niñas violadas y los miles de abortos clandestinos que se producen a diario, en condiciones insalubres y peligrosas para las mujeres por culpa de una mala legislación, inspirada en principios idílicos. No es posible el debate con sectores fanáticos que imponen sus dogmas como principios rectores. No es posible debatir en medio de campañas de histéricos de la vida engañando y desinformando a la gente, convirtiendo en monstruos a quienes defienden a la mujer y buscan solucionar un problema de la vida real. Es más fácil posar como defensor de la moral que ocuparse de las niñas violadas. Se trata de la misma hipocresía tradicional de los sectores religiosos. 

No tengo ninguna esperanza en resolver esta cuestión social, como lo han hecho otros países. Estamos en Perusalén, un país que se mantiene mentalmente retrasado en las épocas de la Colonia. Acá la Iglesia todavía sigue mandando. Figuramos entre los países más religiosos del planeta, junto a los africanos y musulmanes de Asia Central, con un 95% de gente creyente y 78% de católicos. No es raro pues que estemos hundiéndonos en corrupción, delincuencia, mediocridad e ignorancia. Nuestros problemas sociales se agravan mientras la gente prefiere seguir adorando fetiches, acogiendo dogmas y siguiendo a charlatanes. Los líderes prefieren la pose correcta antes que resolver problemas. En ese rumbo dudo mucho que salgamos de la crisis social en que nos estamos hundiendo.

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